Episodio 1 – La habitación del reloj Martín alquila una habitación por una noche, sin saber que el tiempo allí no obedece las reglas. Un reloj detenido, susurros que lo llaman por su nombre y un reflejo que no es suyo lo arrastran a una dimensión donde la memoria es la única medida. ¿Cuánto dura una noche cuando el tiempo deja de existir?

La Habitación Del Reloj

Fiction

Susurros en la Penumbra es un podcast de relatos ficticios que se deslizan entre lo real y lo imposible. Cada episodio te sumerge en atmósferas inquietantes, personajes perturbadores y giros inesperados que te dejarán pensando mucho después de apagar el audio. Aquí, el tiempo se distorsiona, la memoria se desvanece y el silencio revela lo que nadie se atreve a decir en voz alta. Si te atrae el misterio, el suspenso psicológico y las historias que susurran desde la oscuridad… este espacio es para ti.

Susurros En La Penumbra

Episodio 1 – La habitación del reloj  Martín alquila una habitación por una noche, sin saber que el tiempo allí no obedece las reglas. Un reloj detenido, susurros que lo llaman por su nombre y un reflejo que no es suyo lo arrastran a una dimensión donde la memoria es la única medida. ¿Cuánto dura una noche cuando el tiempo deja de existir?

**Susurros en la Penumbra – Episodio 1: La habitación del reloj**

Dicen que hay lugares que no existen hasta que alguien los recuerda. Lugares que no están en ningún mapa, pero que viven en la memoria de quienes los han visto… o creído ver.

Esta es la historia de un hombre que alquiló una habitación por una noche. Solo una noche. Pero el tiempo, en ese lugar, no se comportaba como debería.

Martín era un hombre común. Viajaba por trabajo, dormía en hoteles impersonales, comía en restaurantes donde nadie preguntaba su nombre. Aquella noche, en una ciudad que no recordaba bien, encontró un cartel escrito a mano: “Habitación disponible. Económica. Silencio garantizado.”

El edificio era antiguo, de fachada gris y ventanas estrechas. La mujer que lo recibió tenía una voz suave y ojos que no parpadeaban. Le entregó la llave sin pedirle identificación.

—Segundo piso, puerta al fondo. La del reloj.

Martín no preguntó. Subió las escaleras, abrió la puerta y entró.

La habitación era sencilla: cama, escritorio, cortinas pesadas. Pero lo que llamaba la atención era el reloj de péndulo en la esquina. Alto, de madera oscura, con números romanos y un tic-tac que parecía más fuerte de lo normal.

Martín se acostó. El tic-tac lo acompañaba como una respiración ajena. A las 2:17 AM, el reloj se detuvo. El péndulo quedó suspendido en el aire. Y entonces… alguien tocó la puerta.

Tres golpes. Lentos. Profundos.

Martín se levantó, abrió. No había nadie. Pero en el suelo, había una nota escrita con tinta roja:

_"El tiempo no te pertenece aquí."_

Esa noche, Martín no durmió. El reloj seguía detenido. Afuera, no había ruido. Ni autos, ni viento, ni vida. A las 3:00 AM, el péndulo se movió de nuevo. Pero ahora, cada tic-tac parecía un susurro.

—Martín…  
—Martín…

Se acercó al reloj. Lo abrió. Dentro, no había engranajes. Solo un espejo. Y en el espejo, no se reflejaba él… sino un hombre idéntico, pero con los ojos completamente negros.

El reflejo sonrió. Y habló.

—Ya estuviste aquí antes. ¿No lo recuerdas?

Martín intentó salir. La puerta no abría. La ventana mostraba una calle que no era la misma. El reloj marcaba las 2:17 AM. Siempre 2:17.

Cada vez que cerraba los ojos, despertaba en la misma cama. Cada vez que intentaba romper el reloj, este aparecía intacto. El tiempo no avanzaba. Solo él envejecía.

A la mañana siguiente —o lo que parecía serlo— la mujer volvió. Tocó la puerta. Martín abrió, desesperado.

—¿Cuánto tiempo estuve aquí? —preguntó.

Ella lo miró con ternura.

—Solo una noche. Como todos.

Martín salió. La ciudad era distinta. Las personas no lo reconocían. Su teléfono no funcionaba. Su nombre no aparecía en ningún registro.

Y entonces lo entendió: el reloj no medía el tiempo. Medía la memoria. Y él… ya no era parte de ninguna.

Gracias por escuchar “La habitación del reloj”.  
En *Susurros en la Penumbra*, cada historia es una grieta en lo cotidiano.  
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Porque hay cosas que solo se revelan… cuando el silencio es absoluto.

Susurros En La Penumbra

Luis Sifontes

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